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Foto del escritorPerro Negro de la Calle Selección

Rito funerario / Por Roxana Aguilar Rebollo



Abubakar descansaba rebosante ya en aquel lecho mortuorio, ahí donde las imaginaciones del miedo son casi tan absurdas como la esperanza y sin duda mucho más penosas. Su cuerpo es preparado para los ritos establecidos en un pueblo donde la muerte es esperada y dirigida por Anubis hacia el lugar del juicio.

Sutilmente ese cuerpo es lavado y un súbito resoplar basta para que se agite el ánimo de aquel ritual y un instinto arraigado y antiguo se vierta sobre el hombre que se encuentra en espera de un juicio justo. El cuerpo liberado de la mayoría de sus partes corruptibles, pasa a ser preservado en medio de un masaje de natrón delicadamente ungido tratando aun de conservar la minúscula parte del soplo de vida. Es importante conservar el cuerpo intacto, para que la fuerza vital tenga un sitio donde habitar tras la muerte.

Rellenado de especias y plantas aromáticas, es a continuación envuelto en vendas de lino y protegido por amuletos y textos religiosos, y aguarda en su tumba la visita de su ba.

Su entierro es poco profundo enaltecido en una exaltación sagrada en aquellas ardientes arenas del desierto, esto ayudará a la momificación del cuerpo, y a la espera indefinida de su quizá resurrección.

De repente, desde lo alto de la tribuna concibe Abubakar la idea misma de su existencia, pasan a través de él, imágenes sumatorias de toda una vida. Entiende entonces que la moral es una convención privada, y la decencia, una cuestión pública. Observa entre sus actos, que cualquier licencia que se halla favorecido demasiado visible, lastima a otros sin razón, él jamás se enteró de las consecuencias de cada acto egoísta que mantuvo, y es así que adquirió una detestable reputación de cazador de herencias olvidando simplemente lo que en realidad importa. Ahora es tarde. Un sonido seco se oye al fondo de aquella sala, el horror se apodera de él. La balanza se ha inclinado y no es a su favor.

Mientras tanto, Anubis ha conducido ya a Abubakar a la sala de las dos verdades, y su corazón, símbolo indiscutible de su moralidad, retumba ya como un tambor en espera de su juicio. Anubis toma ese poderoso emblema latiente y lo posa en una bella balanza de oro, contra una hermosa pluma blanca que representa el Mâat, este concepto de verdad, armonía y orden universal.

Aparece frente al juicio aquella bestia ancestral devoradora de corazones, Ammit. Su monstruosa forma fusiona la imagen de un cocodrilo, un león y un hipopótamo, arremete contra la balanza y de un bocado toma el corazón, Abubakar grita de horror y ese grito sella la negativa de su inmortalidad.




 

Sobre la autora:

Roxana Aguilar Rebollo es originaria de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. México. Nació en 1987. Estudió Lengua y Literatura Hispanoamericana, en la Universidad Autónoma de Chiapas. Ha sido publicada en la revista digital MAGAZINE COLLAB y el fanzine Memoria y Resistencia: abuso policial en México editado por la Red Tapatía de Revistas y Fanzines.

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